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Esperanza contra esperanza

Iglesia Cristiana Evangélica

“El creyó en esperanza contra esperanza…y no debilito en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto. (Rom. 4: 18, 19) “El Señor es mi Pastor, nada me faltará” (Salmo 23)

Se muestra la naturaleza y el poder de la fe de Abraham. Creyó el testimonio de Dios y esperó el cumplimiento de su promesa, con una firme esperanza cuando el caso parecía sin esperanzas. Es debilidad de la fe lo que hace que el hombre se agobie por las dificultades del camino hacia una promesa. Abraham no la consideró como tema que admitiera discusión ni debate. La incredulidad se halla en el fondo de todas nuestras dudas de las promesas de Dios. El poder de la fe se demuestra en su victoria sobre los temores. Dios honra la fe y la gran fe honra a Dios.

Le fue contada por justicia. La fe es una gracia que, entre todas las demás, da gloria a Dios. La fe es, claramente, el instrumento por el cual recibimos la justicia de Dios, la redención que es en Cristo; La fe de Abraham no lo justificó por mérito o valor propio, sino al darle una participación en Cristo.

18 Contra esperanza: Al contrario de cualquier expectativa humana ordinaria. En esperanza: Aguardando que Dios cumpla sus promesas.

El salmo 23 no lo improvisó David, ni lo compuso en cuestión de días, lo más probable es que aquel niño pastor, que después llegó a ser rey, tuvo tiempo desde su temprana infancia para ir recopilando ricas experiencias en cuanto a la comunión con Dios, el pudo conocer el cuidado, la providencia y seguridad en Dios, de tal manera que con profunda convicción pudo decir: “El Señor es mi pastor, nada me faltará” Cuando se toma conciencia de la presencia de Dios, las necesidades no es que desaparezcan, más bien son satisfechas.

Llego a la conclusión que cuando el Señor le dijo a sus discípulos: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá, fue una manera inicial de decirles que las puertas del reino de Dios estaban abiertas, y que aprendieran a confiar en la providencia continua de Dios. Pero una vez dentro descubrimos que no nos vamos a pasar la vida pidiendo, ni llamando, precisamente porque ya estamos en plena comunión y en plena satisfacción. Hemos llegado al sorprendente descubrimiento que todo llega por añadidura, como consecuencia de haberle dado la prioridad a Dios. Cuando tomamos conciencia de la presencia de Dios en nuestra vida nos invade la satisfacción y la plenitud, al grado de poder decir también, el Señor es mi pastor, él suplirá conforme a sus riquezas en gloria.

Si tuviéramos la curiosidad de saber en que momento Jesús le dijo a sus discípulos, que alzaran la mirada y miraran los campos, los cuales estaban listos para ser cosechados, descubriríamos que fue en época de invierno, y por lo tanto no era tiempo reglamentario de cosecha. Percibo a los discípulos mirarse unos a otros un tanto sorprendidos por aquella afirmación. Se trata, de ver lo que no es aún, como si ya fuera, es más, se trata de agradecer anticipadamente y por fe lo que irrevocablemente viene en camino, porque lo ha prometido aquel que sabe dar mucho más abundantemente de lo que nosotros pedimos o entendemos.

Sigo insistiendo, los proyectos y presupuestos humanos son imprecisos y tienden a fallar, habrás oído decir que el Titanic lo construyeron ingenieros expertos, a prueba de todo, era la maquinaria supuestamente más segura y precisa, y sin embargo se hundió en el primer viaje; sin embargo el arca de Noé no fue diseñada por expertos, las medidas e instrucciones se las dio Dios al anciano Noé, y funcionó a cabalidad. Así son las leyes universales y principios eternos del reino de Dios, son infalibles, perfectas y funcionan para con los que creen y las ponen en práctica. Jesús aconsejó a sus seguidores que hicieran tesoros en el cielo y no donde los ladrones hurtan o el orín corroe. (Mt. 6.20)

Son muchos los que suelen entrar al templo con una colección de necesidades, y buscan tramitar con Dios las bendiciones y soluciones a sus problemas, pero son muy pocos los que genuinamente entran con acción de gracias y con alabanzas como lo sugiere el salmo 100. No todo el mundo sabe que la gratitud y el contentamiento es el abono que fertiliza y prepara el terreno tornándolo propicio para que las semillas de la fe y la esperanza germinen y produzcan. Lastimosamente y en contraposición, el resentimiento, la amargura, el afán y la ansiedad, envenenan nuestro suelo y atrofian cualquier semilla de fe que se pueda sembrar. En el capítulo 16 del libro de los Hechos se relata cuando Pablo y Silas estaban atados y presos, en esa condición ellos no están pidiendo nada, sino cantando himnos en voz alta, cuando de repente el lugar tembló, las cadenas se rompieron y las puertas de la prisión fueron abiertas. Tus ataduras pueden ser rotas y puedes salir de tu prisión de opresión si tan solo te atreves a confiar en el poder y en la suficiencia de Dios. Atrévete a alabar Dios con todo tu corazón, alábale a cambio de nada, exprésate con un corazón lleno de gratitud, y sorprendentemente comenzarás a ver en tu desierto un jardín hermoso a punto de florecer, verás con asombro como en tus campos también la cosecha está al punto de la cosecha. Ordena tu vida bajo la perfecta dirección de Dios y permite que la plenitud y el gozo sean una realidad en ti.

 

CDDTUCASA SAN ANTONIO OESTE

 

 

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