La bendición viene luchando. En el Antiguo Testamento, Dios llamó a Jacob utilizando dos nombres diferentes, como podemos ver en el pasaje de las Escrituras de hoy: «Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, e Israel, porque mi siervo eres (Isaías 44:21). Dios podría haberle llamado solamente Jacob o Israel, pero quiso darle a Jacob dos nombres.
Hay una razón por la que Dios utilizó estos dos nombres: Jacob e Israel. Uno de ellos, Jacob, para nombrarlo como hombre, mientras que Israel, para nombrarlo como alguien que Dios bendijo. Dios también nombra a los creyentes del Evangelio utilizando dos nombres. Utiliza como individuos, pero cuando nos nombra como creyentes que nos ha dado Cristo, nuestro Dios, nos llama justos. El nombre Israel en el A. Testamento se le concedió a Jacob como una bendición después de haber luchado con Dios en oración toda la noche. «el que luchó con Dios y venció».
Esto ocurrió cuando Jacob oró por su hermano en el vado de Jaboc. «Señor, mi hermano viene de camino para matarme. Llegará mañana. Por favor, protégeme de su ira. Sálvame de mi hermano y bendíceme. No puedo dejar de orar si no me bendices. No dejaré que te vayas«. Entonces Dios intentó dejar a Jacob diciendo: «Déjame ir. La noche se va y el sol de la mañana se está levantando»: Jacob dijo: «Señor, no te dejaré ir si no me bendices». Al final, quizás movido por la oración sincera de Jacob, Dios cedió y dijo: «Te bendeciré»: Entonces Dios tocó la cavidad de la cadera de Jacob y dijo: «Tu nombre ya no será Jacob, sino Israel». Así es como el nombre de Jacob se cambió a Israel desde ese momento. De hecho, Dios disciplinó y bendijo a Jacob para construir Su Reino a través de él. Los descendientes de Jacob llegaron a encontrar el Reino de Israel después del éxodo de Egipto. Gracias a la bendita providencia de Dios el nombre de Jacob se cambió a Israel. De esta manera, Dios también nos ha bendecido a los que éramos pecados para encontrar el, y nos está llamando Su pueblo, santos y justos. Todo esto son las bendiciones y providencia de Dios.
La Biblia dice: «Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, e Israel, porque mi siervo eres (Isaías 44:21). Este pasaje contiene la providencia especial de Dios para construir Su Reino a través de Jacob. Dios llamó a Jacob Su siervo. Un siervo hace lo que le ordena su señor. Así que, cuando Dios llamó a Jacob Su siervo, quiso decir que «cumpliría Su voluntad» a través de Jacob. Por eso, en esta era del Nuevo Testamento Dios también nos está revelando a los creyentes del Evangelio que tiene un plan infinitamente bendito para nosotros. Ahora creemos en el Evangelio y Dios nos ha hecho el pueblo de Su Reino. En el futuro Dios revelará, a través de los creyentes del Evangelio, lo maravillosa que es Su misericordia y gracia al darnos la bendición eterna de vivir en Su Reino. Y Dios está dando testimonio a través de nosotros de que Él es digno de recibir alabanza y adoración por los siglos de los siglos.
En la actualidad, los que creemos en el Evangelio somos los que Dios llama Su pueblo y Sus siervos. Esto se debe a que Dios introducirá Su Reino a través de nosotros. De la misma manera en que Dios obró a través de Sus siervos en el Antiguo Testamento, en la era del Nuevo Testamento actual Dios está obrando a través de los que creen en el Evangelio para salvar a los seres humanos de todo el mundo de sus pecados. Podemos ver que Dios está perfeccionando Su amor y Su obra de salvación a través de Sus siervos. Debemos recordar que ahora somos los siervos de Dios y así dedicar nuestras vidas completamente a construir Su Reino.
Isaías 44:21 dice: ¬«Israel, no me olvides. Yo deshice como una nube tus rebeliones». Aquí, Dios nos dice a los creyentes del Evangelio que estamos haciendo la obra de Su Reino que siempre nos amará. Dios es el Dios vivo que obra con todos los que viven en Su Iglesia y que nunca se olvida de ninguno de ellos. Cuando nos damos cuenta de esto claramente, debemos vivir por fe.
Debemos vivir que, incluso en medio de la pandemia del coronavirus, Dios está obrando con Su pueblo y Sus siervos. Dios nos está ayudando con nuestro ministerio y siempre camina con nosotros. Por tanto, si oramos a Dios recordando lo que nos dijo aquí, no nos olvidará y veremos como la obra de Dios se lleva a cabo en nuestras vidas. Debemos creer que, incluso en este momento, Dios está escuchando todas nuestras oraciones. Entonces, ¿por qué ha permitido Dios que nos ocurran calamidades como la pandamia del coronavirus a los creyentes del Evangelio? En primer lugar, para darnos Su amor y salvación a todos los seres humanos que vive en el final de los tiempos, y en segundo lugar, para despertar a Su pueblo que cree en el Evangelio para que pueda ser vencedor por la fe. Por eso Dios permite estas circunstancias tan difíciles. De hecho, no se puede negar que Dios es el Dios de la justicia. Por tanto, aunque no orásemos a Dios, Él sabría lo que necesitamos y nos bendeciría. Sin embargo, aun así, los creyentes del Evangelio debemos orar a Dios porque tenemos el deber de glorificarlo al manifestar nuestra adoración y temor de Dios en nuestras vidas diarias.
Dios nos está diciendo que le pidamos ayuda y le glorifiquemos en nuestras vidas para que podamos hacer Su obra. Pedirle ayuda a Dios en nuestra vida diaria es vivir una vida que glorifica a Dios. Dios nos ha prometido que nos ayudará cuando oremos y de esto se trata orar. Dios nos está mostrando que, a través de la oración, podemos servirle de corazón en nuestras vidas. Por tanto, debemos orar para poder tener comunión con Dios. El hecho de que los creyentes del Evangelio del agua y el Espíritu puedan tener comunión con Dios hoy es posible gracias a nuestra fe en Su Palabra y nuestras oraciones. Entonces, podemos darnos cuenta de que, a través de nuestras oraciones, hemos recibido las grandes bendiciones de Dios.
A veces Dios nos permite sufrir para que tengamos comunión con Él. Dios contesta cuando los creyentes del Evangelio le oran, y cuando nuestras oraciones son contestadas, estamos inmensamente agradecidos. Dios nos permite darnos cuenta de que estamos en comunión con Él cuando oramos. Por eso, cuando confiamos en Dios de corazón estamos llenos de gratitud y agradecimiento. Este es el mensaje de Dios para todos nosotros en estos tiempos. Las bendiciones de Dios se dispensan con las oraciones que le ofrecemos y la vida de fe que vivimos. Si vivimos en estos tiempos por fe en Dios y Su Palabra, nuestros corazones darán gracias a Dios por la vida de gracia que nos ha dado como bendición. No queda más que decir que gracias a Dios por fe. Y también llegamos a darnos cuenta de que no hay nada más que hacer que alabar a Dios por la obra que ha hecho por nosotros.
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PR. HORACIO LEÓN