Extrañas pero significativas paradojas
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? Marcos 16: 24-26.
Las paradojas aparentan ser de carácter contradictorio, pero realmente en su lenguaje un tanto enigmático lo que se pretende es crear una reflexión sería acerca de algo relevante. Por ejemplo están las conocidas “paradojas de nuestros tiempos” que ya han circulado por todo el mundo vía correo electrónico, y que de alguna manera recogen verdades irónicas, pero no por eso menos ciertas, aunque no aplicables a todos los contextos. Un par de ejemplos, bien podrían ser: Tenemos casas más lujosas, pero también más hogares en decadencia. Familias con mejores ingresos, pero con un más elevado índice de divorcios. Derrochamos más, y cada vez disfrutamos menos. Hemos aprendido a ganarnos la vida, pero no a vivirla. Le solemos añadir años a nuestra vida, pero no vida a nuestros años. Tenemos muchos conocidos, pero muy pocos amigos.
En cuanto a las paradojas bíblicas, no es que se trate de frases enigmáticas dicha por nuestro Señor Jesucristo, sino de verdades profundas que deben ser consideradas con la debida seriedad, pues son de carácter espiritual y tienen relevancia para la salvación eterna del alma. Con las paradojas se pretende captar nuestra atención, pero también es una manera insistente de decirnos que en los procederes de Dios las cosas funcionan totalmente distintas a como las concibe este mundo.
Pablo sintió que el poder de Dios se perfeccionaba en su debilidad, me gozo en la debilidad, dice en 2 Corintios 12:9-11, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
En la dimensión del reino de Dios suceden cosas maravillosas, cosas inexplicables y paradójicas que para nosotros los que creemos si tienen sentido.
Solamente un creyente en Jesucristo puede entender lo que significa no tener nada, y sin embargo poseerlo todo” (2 Cor. 6:8-10).
Solamente un cristiano puede tener la bondad y fortaleza para bendecir al que le maldice, (Rom. 12:14).
Solamente un hijo de Dios puede experimentar gozo en medio de la tristeza, (2 Cor. 6:10)
Solamente un esperanzado creyente en el glorioso mensaje de la resurrección puede decir: “Para mi el vivir es Cristo, y el morir es ganancia” (Fil. 1:21)
Para concluir: dando es como recibimos, y muriendo es como nacemos a la vida eterna” ¿Cansado de vivir una vida vacía y sin propósito? Reciba a Jesucristo y conozca las maravillas del reino de Dios. Su vida puede experimentar la más dramática transformación. Ríndase a Dios y encuentre descanso para su alma
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