Historia: El niño que quiso comprar un perrito
Una historia muy conmovedora cuenta sobre un niño que pasaba frente a una tienda de mascotas.
Entre todos los animales había una manada de cachorros de perro. El niño se detuvo a preguntar cuánto valían. El vendedor le respondió que cada uno costaba 7500 pesos.
El niño apenas contaba con quinientos pesos en su bolsillo, así que pidió al vendedor que le permitiera al menos acariciarlos un rato. El señor le dijo que sí podía hacerlo.
Mientras jugaba con ellos se dio cuenta que uno de los cachorros cojeaba y no podía correr detrás de los otros. Curioso le preguntó al hombre sobre la situación.
—Nació con un problema en la cadera, —le contó— y no podrá caminar normal en toda su vida.
El niño, con ojos entusiasmados le dijo ¿Me lo puedes vender por cuotas?, te daré los quinientos pesos que tengo y vendré cada mes a abonar unos mil pesos hasta completar los 7500.
El hombre sonrió al ver su ternura y le dijo. Este cachorrito no está en venta, nadie querría pagar algo por él. Si tú lo quieres y prometes cuidarlo, te lo puedes llevar gratis.
El niño puso cara de enojo y respondió: No lo quiero gratis, tampoco quiero que me lo vendas más barato. Este perrito vale tanto como los demás.
El hombre muy sorprendido le advirtió que el perro necesitará cuidados especiales y que no sería fácil para él.
El niño inmediatamente levantó su pantalón, dejando al descubierto su pierna artificial, y le contó que usaba una prótesis ya que había perdido su pierna debido a una enfermedad. Este perrito necesitará alguien que lo pueda entender y eso no le hace valer menos que los otros.
El vendedor no pudo contener las lágrimas y le dijo: Llévalo, luego me pagas el resto. Espero que todos estos cachorros puedan tener un dueño como tú.
CUANTO CREES QUE VALES? Animo en tu desánimo.
«No tengas miedo. Yo te he liberado; te he llamado por tu nombre y tú me perteneces. Aunque tengas grandes problemas yo siempre estaré contigo; cruzaras ríos y no te ahogarás, caminaras en el fuego y no te quemaras porque yo soy tu Dios y te pondré a salvo. Yo soy el Dios Santo de Israel. Yo te amo y tu vales mucho para mí. Para salvarte la vida y para que fueras mi pueblo tuve que pagar un alto precio» ISAIAS 43:1-4. – Vs.4 UNA SUCESION DE ARGUMENTOS PARA QUE ISRAEL SE PERSUADA DE QUE NO OBSTANTE SU PERVERSIDAD PARA CON DIOS (cap. 42:25), EL LOS LIBRARA Y RESTAURARA. 1. Y AHORA—No obstante los pasados justos juicios de Dios.
Dios escribe esta carta en Isaías y expresa cuan poeta le expresa a la persona que ama. ¡Estoy dispuesto a entregar hombres y naciones por tenerte!
El capítulo 42 termina con la tristeza de Dios por la decadencia espiritual de su pueblo. En el capítulo 43, Dios dice al pueblo que, a pesar de su fracaso espiritual, El les mostrará misericordia, los traerá de regreso del cautiverio y los restaurará.
Les derramaría amor y no ira. Entonces el mundo sabría que únicamente Dios había hecho esto. 43.1-4 Dios creó a Israel haciéndolo especial para El. La redimió y la llamó por su nombre para que fueran de El. Dios protegió a Israel en tiempos difíciles. Nosotros somos importantes para Dios, ¡también nos llama por nombre y nos da su nombre.
Los pueblos siempre han tenido una tendencia a ser egoístas y pretenciosos. Israel no fue la excepción. El profeta Samuel casi se arranca la barba cuando el pueblo le pidió un rey (1 Samuel 8). Israel quería un rey para poder ser «como las otras naciones.»
Samuel trató de señalarles que el punto de Israel era precisamente que no iban a ser como las otras naciones. Las otras naciones y su modo arrogante y pretencioso eran el problema a resolver, no el modelo a seguir.
Pero no importaba: el pueblo quiso un rey y eso fue lo que consiguieron. Finalmente consiguieron un imperio. No mucho tiempo después, se convirtieron en un imperio corrupto y egoísta, lleno de deseos de riquezas y de gloria. Utilizaron el templo de Dios como una especie de manto de seguridad nacional y esperaban que Dios autorizara y bendijera todo lo que hicieran o quisieran hacer (estuviera o no de acuerdo con la Ley de Dios).
El amor de Dios no es de la boca para fuera. El amor de Dios nos los ha demostrado con hechos. ¿Quién puede decir que Dios lo ha abandonado? ¿Quién puede decir que no nos bendice? PERO AUN ASI, DIOS MIRA CON MISERICORDIA A ISRAEL.
Realmente somos afortunados. Levanta la cabeza, camina erguido y siente una profunda felicidad de saber que el ser más santo y poderoso que existe te considera de gran valor.
Dios te ama y eres de un valor incalculable para él. Es algo difícil recibir abiertamente un mensaje tan hermoso como este, cuando en la vida se han recibido desplantes, heridas, desprecios, humillaciones y uno que otro cariño espontaneo de alguien que ya no está.
El ser humano cae fácilmente en depresiones profundas, en estados de desánimo y baja autoestima que impulsan a destruirse así mismo o a volcar ese desamor en amargura contra los seres que nos rodean.
Sin embargo el gran amor de Dios te levanta de cualquier sentimiento de pequeñez porque tú tienes un valor incalculable para él. Dios no solo perdona nuestros pecados sino que además se olvida de ellos, su inmenso amor te da la certeza de que jamás te dejara ni te abandonara. Caminara a tu lado en todo momento, aun en medio de las dificultades, de los quebrantos y los dolores. Además de que te sostendrá y te levantará.
Déjate querer, déjate abrazar y confía en el Dios grande y misericordioso quien ha tocado a tu puerta de muchas maneras. Dios si te ama, Dios si te respeta, Dios ha estado contigo desde el vientre de tu madre. Dios es fiel y quiere que lo recibas con amor para que pueda empezar a hacer obras en tu vida que jamás imaginaste. Levántate y sal de ese estado de auto desprecio, rabia, resentimientos y dolor. Es hora de empezar a caminar dejando el pasado atrás, sin anhelos, sin lágrimas, sin rencores. Si quieres vivir en la dimensión del amor y convertirte en una vasija de amor para otros, pídele a Dios padre en el nombre de Jesucristo que su santo espíritu traiga a tu corazón la verdad maravillosa, del amor de Dios. Porque todo pasa y hasta la belleza cansa pero el amor de Dios es para siempre.
¿Te sientes abatido, menospreciado? ¿Crees que eres menos importante que otras personas? Quizás porque ves que hay otros con mejores habilidades, con más conocimiento que tú. Tal vez tu apariencia te preocupa, o alguna discapacidad física te hace sentir diferente al resto. No importa la razón que sea, si ahora mismo te sentías desanimado, no dudo que la historia anterior ya te ha hecho reflexionar.
Dios te ha creado con sus propias manos y sabe muy bien el valor que tienes. No importa si has caído tantas veces, si creías que el Señor ya se dio por vencido contigo, déjame decirte que no.
Si Dios envió a su único Hijo a sufrir y morir de forma cruel en este mundo, es porque sabe que tú lo vales y quiso hacer todo lo necesario para rescatarte, y está dispuesto a pulirte y hacerte brillar hasta que todo el mundo vea tu verdadero valor.
Solo debes creer y aferrarte a su mano poderosa. No vales más, ni vales menos que nadie. Acepta que eres una piedra preciosa y deja que Dios complete en ti una obra majestuosa que pueda ser testimonio para todos, del amor incondicional de Dios.
También recuerda que debemos ser humildes y empáticos con todas las personas. Aprendamos a tratar a todos por igual con amor y comprensión. Seamos nosotros las manos de Dios en la tierra para abrazar y llevar esperanza a aquellos que están sufriendo, así como nosotros una vez fuimos rescatados.
Lo que para el pueblo de Israel en los años 500 a. C. fue una profecía, hoy para nosotros es una promesa. Una promesa que todo el que cree en su hijo Jesucristo debe proclamar suya.
Nos promete que entregará a nuestros enemigos para que nosotros seamos libres. Si hemos perdido a nuestros padres, hermanos u otros seres queridos por las circunstancias que fueran, nos promete que los traerá nuevamente a nuestro lado. Si no lo hace en vida lo hará más allá de la muerte por que nos ama.
Al Dios amarnos nos pone en gracia, nos honra y nos hace preciosos ante sus ojos. Es tan grande Su amor que “dio a su único hijo para que todo aquel que en Él cree no se pierda mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). No podemos permitir que las circunstancias nos ahoguen o nos quemen porque ya Cristo venció toda tribulación o enfermedad en la cruz del calvario. Confiemos en Dios pues Él mismo nos invita con amor a hacerlo por medio de esta hermosa palabra.
CDD TU CASA