ALGO BUENO VA A OCURRIR
«Porque yo sé los planes que tengo acerca de ustedes, dice el Señor, planes de bienestar y no de mal, para darles porvenir y esperanza.» Jeremías 29:11
«Un cristiano se despide de todo menos de su esperanza; sabe que la esperanza evita que el corazón sufra y se parta, y que desmaye y se hunda; sabe que la esperanza es un haz de Dios, una chispa de gloria, y que nada la extinguirá hasta que el alma se colme de gloria.» Thomas Brooks
«Lo que el oxígeno es para los pulmones, la esperanza es para el sentido de la vida.»
La esperanza es una de las tres virtudes que el apóstol Pablo enumera en 1 Corintios 13:13:
Ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
La esperanza se suele emplear en alusión a un deseo o aspiración; sin embargo, la esperanza cristiana implica la expectación de obtener el bien que se desea.
«A la esperanza se la llama el ancla del alma (Hebreos 6:19) por cuanto otorga estabilidad a la vida cristiana.
Es fácil creer y confiar en Dios cuando estamos bien, o cuando vemos cosas, cuando nuestra fe va respaldada por los hechos que estamos viendo; o sabemos que estamos sanos y aun nos queda vida, pero… ¿Qué pasa cuando nos encontramos en una situación en donde el panorama está totalmente en contra de nosotros?, ¿Cuándo estamos en medio de la enfermedad y el pronóstico es sombrío?; ¿Tenemos allí la misma capacidad de creer en lo que Dios puede hacer?, ¿Somos capaces de confiar con totalidad en que Dios obrara?, ó ¿Se nos es muy difícil creer que Dios obrara o que Él nos sanará?
Seamos honestos: a nosotros se nos es fácil creer cuando vemos el poder de Dios actuando, pero cuando llegan esos tiempos de tormento, dolor, angustia y temor, en donde por más que oremos no encontramos respuesta, esos tiempos en donde pareciera que Dios además de guardar silencio también ha desaparecido, en esos momentos, seamos sinceros que NOS CUESTA CREER QUE ALGO BUENO PUEDE PASAR.
Déjame contarte algo, que te sanará de mil formas diferentes, te salvará y traerá paz a tu corazón y fortaleza a tu espíritu.
En lo personal me impacta un pasaje de la Biblia en donde puedo notar la fe del personaje en Jesús a pesar que Jesús en ese momento está muriendo.
Cuando estaban crucificando a Jesús dice Biblia: “Crucificaron también con él a dos ladrones, uno a su derecha, y el otro a su izquierda” Marcos 15:27
Me llama la atención lo que cada uno de ellos piensa acerca de Jesús. Ellos siendo malos estaban compartiendo lecho de muerte con alguien que era bueno, no tenía culpa, nunca había hecho nada malo como para merecer la muerte en una cruz, sin embargo uno de los ladrones viendo su estado y el de Jesús que era exactamente el mismo, ya que los dos estaban crucificados en una cruz independientemente del porqué de su juicio, se atreve a decir: “Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros” Lucas 23:39
Su frase denotaba total incredulidad, ya que decía: “Si tú eres el Cristo”, como diciendo: “¡Demuestra si es cierto!”. A veces actuamos exactamente de la misma manera, ¿Me equivoco?, no creo, actuamos exactamente igual a ese ladrón, viendo nuestro mal estado tendemos a exigirle a Dios que demuestre que lo es.
¿Cuántas veces le hemos dicho a Dios: “Si tu eres Dios has esto o esto otro”?, o cuantas veces sin decir hemos pensado de esta manera: “Dios tú tienes el poder para hacer esto, demuéstrame que eres capaz de hacerlo”.
¿Sabes?, a veces Dios no tiene por qué demostrar nada, él no necesita ir por todas partes haciendo todo lo que quieras que haga para que creas que es Dios o que tiene el poder para hacerlo, a veces pienso que tratamos de chantajear a Dios, “poniendo en juicio” su poder o su capacidad para actuar, como que si el hecho que lo pongamos en juicio hará que el obre más o lo haga más rápido o de la forma que nosotros lo queremos.
Dios tiene sus tiempos, sus formas, sus objetivos y propósitos, Él no necesita demostrarte lo que ES, porque siempre FUE, siempre HA SIDO y siempre SERÁ. Él siempre hará conforme a su voluntad.
Por otra parte quiero resaltar la respuesta el otro ladrón: “Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.” Lucas 23:40-42
Me llama mucho la atención la clase de convicción o de FE de este otro ladrón, pudo haber sido ladrón toda su vida, pero en su lecho de muerte Dios le dio la oportunidad de conocer el perdón de Dios.
Posiblemente toda su vida la paso muy mal, porque un ladrón independientemente de lo que diga o piense, no es feliz, no puede ser feliz haciendo lo que hace, pero Dios tenía un plan, un propósito, que aun en su lecho de muerte este hombre y el otro iban a tener la oportunidad de arrepentirse de sus hechos y reconocerlo como único Salvador.
La frase que este ladrón expresa esta tan llena de FE y SEGURIDAD que nos da una cátedra completa de lo que realmente es CREER aun cuando NO VES. Este hombre le dice: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”. Es fácil creer cuando vemos a Dios actuar, pero este hombre estaba viendo a Dios “morir” y aun en el estado que Jesús se encontraba y en la posición que estaba CREYÓ EN ÉL
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