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Ocación en desesperación

Iglesia Cristiana Evangélica

DESESPERACION es OCACIÓN LA ESCALERA DE JACOB Gén 28:10-22


  Es ahora un proverbio entre los hombres que «la desesperación del hombre es la ocasión de Dios». Cuando se hallaban en medio del fuego y entre los leones, Dios libró a sus hijos hebreos. Era mientras apedreaban a Esteban que Dios abrió los cielos ante Él. Era cuando Juan estaba en exilio en Patmos que vino la Revelación. Era cuando el sol se habla puesto sobre el camino de Jacob que Él vio la escalera. El valle de Acor muchas veces se convierte en una puerta de esperanza.

I. El errante anochecido, o la condición del pecador. «Durmió allí, porque ya el sol se había puesto.»

La situación de Jacob era triste. Como fugitivo aterrorizado estaba corriendo por su vida (Gn. 27:41). La noche lo alcanzó en un «cierto lugar». Ah, estos ciertos lugares: lugares y experiencias a los que muchas veces corremos sin pensar, pero lugares señalados por Dios en los que nos encontraremos con Él.

   Puede ser un amigo cristiano, una casa de reuniones o un periodo de profunda aflicción. Jacob, como todo otro pecador justo en su propia opinión, estaba buscando tener buen éxito mediante una vida de engaño y sin sinceridad.

   Tal vida es una de miseria a causa del constante terror de descubrimiento. ¿Se está poniendo el sol de tu esperanza? ¿Se está viniendo la noche de pavor y desesperación? ¡Descansa y mira arriba!

 

 

  1. La maravillosa escalera de Jacob, o el camino de salvación.«He aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo.» Este camino nuevo y celestial fue revelado a Jacob por Dios mismo.Es una hermosa figura de Aquel que es «el Camino» (Jn. 14:6). Esta escalera, como la salvación de Jesucristo, fue «apoyada en tierra», indicando que era un camino de acceso para el hombre. Su «extremo tocaba en el cielo».

   La escalera de la cruz de Cristo no dejó de llegar al trono mismo de la santidad de Dios. Todas las escaleras de los hombres son incapaces de alcanzar el cielo (Ro. 10:3). Jesucristo, como la escalera de Jacob, une la tierra con el cielo. «Yo soy el Camino» (Jn. 14:6). «No hay otro nombre» (Hch. 4:12).
III. Los escaladores angelicales, o el ministerio de los ángeles. «He aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella.»

   Los ángeles, «¿no son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?» (He. 1:14). Tan pronto como es levantada la escalera, los ángeles están sobre ella. ¡Cuán prestos son para aprovechar cualquier oportunidad de servicio! Los ángeles no tienen otro camino de la tierra al cielo sino este único camino: ascienden y descienden sobre el Hijo del Hombre (Jn. 1:51).

  1. La promesa bondadosa, o el mensaje evangélico.«He aquí, Jehová estaba en lo alto de ella.»
    Por medio de la escalera, Dios se reveló a Sí mismo y mostró su voluntad a Jacob. ¡Qué prefiguración de Dios en Cristo, el Camino Nuevo, reconciliándonos a Sí mismo! El Señor estaba en lo alto de ella, asegurándonos que Cristo es el Camino a Dios.
    El evangelio de Dios, predicado a Jacob, ofreció una triple bendición:

UNA POSESIÓN. «La tierra en que estás acostado te la daré a ti.» Aquellos que confían en Cristo, la Escalera Viviente, recibirán una herencia entre los santos en luz.
PROTECCIÓN. «Yo estoy contigo, y te guardaré.» A los pies de Jesús esta dulce promesa es nuestra también: «Jehová es tu guardador» (Sal. 121:5).
SU PERMANENTE PRESENCIA. «No te dejaré.» No temas. A los pies de la cruz hay la promesa de gracia suficiente (He. 13:5, 6). «No te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho».

  1. El descubrimiento solemne, o el testimonio del despertado.«Despertó Jacob, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar.»
    Para aquellos que todavía duermen la cruz de Cristo no es más que un sueño confuso; para los despertados es un «lugar terrible»: terrible tanto a Dios como al hombre; ¡ay!, al diablo también. La experiencia de Jacob al pie de la escalera ha sido la de muchos al pie de la cruz, y mucho más después del mismo orden moral.
    1) El Señor está en este lugar, y yo no lo sabía. Dios en Cristo, en la cruz, y yo no lo sabía. ¡Qué solemne descubrimiento!
    2) Este es un lugar terrible: terrible, porque es el lugar donde la pavorosa cuestión del pecado ha sido arreglada; donde la ira de Dios cayó sobre la cabeza de su Santo Hijo.
    3) Ésta es la casa de Dios. Aquí mora Dios, en Cristo, como un refugio y escondedero para el hombre pecador.
    4) Ésta es la puerta del cielo, la puerta de acceso a la vida eterna y la gloria imperecedera. «El que entrare, será salvo» (Jn. 10:9).
    VI. La columna ungida, o el sacrificio de alabanza.
    La gratitud y el agradecimiento constriñeron al privilegiado viajero a levantar las columnas de alabanza al nombre de Aquel que con tanta gracia lo había bendecido. Solamente la presencia de Dios puede hacer un Betel; solo aquellos a quienes esta presencia ha sido revelada pueden realmente alzar las columnas ungidas de la canción.
       ¿Dónde están las columnas que la bondad de Dios nos ha compelido a levantar? ¿Están a la vista de los que pasan? Todo acto de bondad hecho a otros, por amor de Jesús, es un pilar que sirve de memorial. El aceite de la gracia hace que cada tal acción sea santa y aceptable delante de Dios.
    VII. El voto voluntario, o el pacto de consagración. «Hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo…, Jehová será mi Dios.»
       Hagamos este convenio sin introducir la conjunción «si», pues las promesas de gracia son incondicionales. A condición de la prosperidad, Jacob estaba dispuesto a dar a Dios un diezmo de su posesión. Esto está bien, pero es muy propio de Jacob.
       Cualquier mundano haría de buena gana un trato como ese. La consagración va más allá de una décima parte; lo abarca todo. «No sois vuestros; habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios» (1 Co. 6:19, 20).
       Por tanto, «presentad vuestros cuerpos en sacrificio vivo a Dios» (Ro. 12:1). Al hacerlo así «comprobaremos cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta» (Ro. 12:2).

Dar de forma voluntaria produce buenos resultados. La Biblia dice: “Que cada uno haga tal como lo ha resuelto en su corazón, no de mala gana ni como obligado, porque Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 9:7). Dios espera que quienes lo adoramos demos de corazón (Santiago 1:27). Si ayudamos a los necesitados, estamos colaborando con Dios, y él se considera en deuda con nosotros por nuestros actos de generosidad (Proverbios 19:17). La Biblia dice que Dios nos recompensará (Lucas 14:12-​14).

Hechos 20:35: “Hay más felicidad en dar que en recibir”. Lo que significa: Dar de corazón nos hace felices.

Proverbios 11:25: “El que es generoso, prospera; el que da, también recibe” Lo que significa: Dar no solo beneficia a la persona que recibe, sino también a la que da.

  ¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios!  ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!  Pues, ¿quién ha conocido la mente del Señor?, ¿o quién llegó a ser su consejero?, ¿o quién le ha dado a El primero para que se le tenga que recompensar? Porque de El, por El y para El son todas las cosas.  A El sea la gloria para siempre. Amén – ROM.11:36.

 

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