NO TE RESIGNES: Isaias 38:2-6 – Por encima de toda circunstancia. Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; 18 Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación Habacuc 3:17-18
Este texto no es un permiso a la resignación. En el encontramos un principio que debería dirigir siempre nuestras vidas. Este principio es el siguiente “Dios está por encima de toda circunstancia, sea esta buena o mala” La voluntad del Señor no es que sus hijos siempre vivan en escases. Su deseo es que tengas todo lo suficiente para subsistir, y te sobre para poder ayudar a otros.
Se ha escuchado mencionar este pasaje como un indicativo de que la voluntad de Dios es que padezcamos necesidad, en realidad este versículo sugiere que Dios debe ser más grande e importante que cualquier necesidad y nuestro amor hacia él debe ser tan intenso que ninguna circunstancia pueda opacarlo. En ocasiones los bienes y riquezas se transforman en prioridad y roban el gozo y la felicidad que proviene de un corazón que pone a Dios primero y sobre todo lo demás.
Cuantas personas en busca de felicidad solo persiguen los bienes terrenales, y cuando los alcanzan, por un breve periodo de tiempo tiene algo de satisfacción, pero luego su codicioso corazón vuelve a desear poseer más y más y viven en una carrera sin freno, dejando a Dios de lado y no dependiendo de él como la fuente verdadera de gozo, felicidad y sentido en la vida.
Tal vez dices: “bueno si yo tuviera este trabajo, o viviría en tal lugar…si me casara con esta persona o si pudiese cambiar mi vehículo o relacionarme con tal o cual individuo, entonces sería feliz”. Si piensas de esta manera tu enfoque esta distorsionado y nunca lograrás verdadera plenitud en tu vida ya que esta procede de poner a Cristo en primer lugar y tener una relación íntima y vital con él.
Mi querido amigo, que en toda circunstancia, buena o mala, Dios se levante por encima de todo y de todos. Depende de él como la fuente de gozo, felicidad y satisfacción. El corazón lleno del amor, la plenitud y satisfacción que Dios da, es el corazón más gozoso, pleno y virtuoso sobre la faz de la tierra.
La verdadera felicidad no puede estar supeditada a los acontecimientos de la vida. No puede sólo ser consecuencia de un buen estado de ánimo. De ser así, es imposible “estar siempre gozosos” (1 Tes. 5:16) – El ser dichoso, bienaventurado o muy feliz debe estar afirmado sobre la soberanía de Dios. Si Él gobierna mi vida, entonces puedo ser bienaventurado aún en medio de las lágrimas. Si Él gobierna mi vida nada de lo que me sucede es para derrotarme, sino para fortalecerme. Sin pruebas y dificultades nunca tendríamos la posibilidad de disfrutar la victoria. El que sufre el fortalecimiento del entrenamiento, disfrutará la bienaventuranza del triunfo.
Sé bienaventurado si hoy te toca llorar, porque serás consolado (Mt. 5:4) – Hay heridas que te hacen doler, pero, en definitiva, serán de gran bendición.
El profeta Habacuc vivió el dolor de ver caer la ciudad amada de Jerusalén en manos de los caldeos. Pero en medio de esas lágrimas encontró una vigorosa fuerza en el Señor.
A pesar de todas las desgracias que enumera en 3:17, él logró alegrarse en Jehová y gozarse en Dios. No puso su foco en lo malo, sino que se enfocó en Dios. Declaró: “con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación”.
Lo que hemos vivido recordémoslo como aquello que Dios uso para acercarnos a Él o para fortalecernos. Y para lo que venga, sea lo que sea, estemos enfocados en Dios. Declaremos como el profeta: “¡¡con todo (sea bueno o sea malo), yo me alegraré en el Señor y me gozaré en el Dios de mi salvación!!”
Predica en Casa de Dios Tu Casa, Miercoles 6 de Marzo de 2024
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