Calles Godoy Cruz y Pedro García, San Antonio Oeste, Argentina
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Preparadas para Triunfar

Iglesia Cristiana Evangélica

 

PREPARADAS PARA TRIUNFAR. Permitir que Dios les transforme y ayude a ser de bendición. El Objetivo: Que como mujer cristiana fortalezcas tu espíritu y recibas la transformación que viene de Dios. Que te propongas impactar EL entorno positivamente para la gloria de Dios.

Se reviste de fuerza y dignidad, y afronta segura el porvenir. Cuando habla, lo hace con sabiduría; cuando instruye, lo hace con amor.  (Proverbios 31:25-26) La Biblia habla de muchas mujeres de las que podemos aprender importantes lecciones (Romanos 15:4; 2 Timoteo 3:16, 17). En este artículo veremos brevemente lo que hicieron algunas de ellas, pues sus vidas nos sirven de ejemplo o de advertencia (1 Corintios 10:11; Hebreos 6:12).

Marta ¿Quién fue? Marta era la hermana de Lázaro y María. Los tres vivían en Betania, cerca de Jerusalén.

 ¿Qué hizo? Marta era amiga de Jesús. Por eso, la Biblia dice que Jesús “amaba a Marta y a su hermana y a Lázaro” (Juan 11:5). Marta era una mujer hospitalaria. En una de las visitas que les hizo Jesús, María se quedó escuchándolo mientras Marta se encargaba de las tareas de la casa. Luego se quejó de que María no la estaba ayudando, pero Jesús corrigió a Marta con amabilidad (Lucas 10:38-42).

 Cuando Lázaro se enfermó, Marta y su hermana mandaron llamar a Jesús, pues estaban seguras de que él podía curarlo (Juan 11:3, 21). Pero Lázaro murió. La conversación que Marta tuvo con Jesús demuestra que ella creía en la promesa de la resurrección y confiaba en que Jesús podía hacer que su HNO volviera a vivir (Juan 11:20-27).

 ¿Qué aprendemos de ella? Marta se esforzó por ser hospitalaria. Aceptó de buena gana los consejos que le dieron. Expresó abiertamente sus sentimientos y su fe.

Rut ¿Quién fue? Rut era una moabita que dejó su país y a sus dioses para servir a Jehová en Israel.

 ¿Qué hizo? Rut demostró un gran amor a Noemí, su suegra. Noemí, su esposo y sus dos hijos se habían ido a vivir a Moab debido al hambre que había en Israel. Después, los hijos se casaron con dos moabitas, Rut y Orpá. Sin embargo, con el tiempo, el esposo y los hijos de Noemí murieron. Así que las tres mujeres quedaron viudas.

 Noemí decidió regresar a Israel, pues la sequía ya había terminado. Rut y Orpá querían ir con ella, pero Noemí les dijo que volvieran con sus familiares. Orpá lo hizo (Rut 1:1-6, 15). Pero Rut se quedó con su suegra, pues la quería mucho y quería adorar al Dios de Noemí, Jehová (Rut 1:16, 17; 2:11).

 Rut era una buena nuera y una mujer muy trabajadora, por eso se ganó una excelente reputación en la ciudad de Noemí, Belén.

 ¿Qué aprendemos de ella? Rut estuvo dispuesta a abandonar su país y a su familia por el gran amor que sentía por Noemí y por Jehová. Demostró que era una mujer trabajadora, devota y leal, aun en momentos difíciles.

Débora ¿Quién fue? Débora era una profetisa de Jehová, el Dios de Israel. Jehová la utilizó para revelarles a los israelitas lo que tenían que hacer y para solucionar problemas entre ellos (Jueces 4:4, 5).

 ¿Qué hizo? La profetisa Débora apoyó con valor a quienes adoraban a Dios. Jehová le dijo que mandara llamar a Barac para decirle que llevara al ejército israelita a luchar contra los cananeos (Jueces 4:6, 7). Luego Barac le pidió a Débora que lo acompañara. Ella no tuvo miedo y aceptó ir con él (Jueces 4:8, 9).

 Dios ayudó a los israelitas a conseguir una victoria aplastante. Entonces.

 ¿Qué aprendemos de ella? Débora se sacrificaba por los demás y era valiente. Animaba a otros a hacer lo correcto a los ojos de Dios. Y, cuando lo hacían, no dudaba en darles el reconocimiento que merecían.

 

 

Ester ¿Quién fue? Ester era una joven judía a la que Asuero, el rey persa, escogió para ser reina.

 ¿Qué hizo? La reina Ester usó su influencia para evitar la matanza de su pueblo. Se enteró de que se había emitido una ley que fijaba una fecha para matar a todos los judíos que vivían bajo el Imperio persa. Este plan malvado fue idea de Hamán, que era el primer ministro (Ester 3:13-15; 4:1, 5). A riesgo de su propia vida y con la ayuda de su primo Mardoqueo, Ester le reveló el malvado plan a su esposo, el rey Asuero (Ester 4:10-16; 7:1-10). Así que Asuero dejó que Ester y Mardoqueo emitieran otra ley que les permitiría a los judíos defenderse. Finalmente, los judíos obtuvieron una gran victoria contra todos sus enemigos (Ester 8:5-11; 9:16, 17).

 ¿Qué aprendemos de ella? La reina Ester dejó un excelente ejemplo de valentía, humildad y modestia (Salmo 31:24; Filipenses 2:3). A pesar de su belleza y posición, buscó la ayuda y el consejo de otros. Cuando habló con su esposo, tuvo tacto y fue respetuosa pero valiente. Además, no tuvo miedo de identificarse como judía en un momento muy peligroso para este pueblo.

Rebeca  Rebeca era una muchacha muy atractiva. Pero no se trataba solo de una cara bonita, estaba llena de vida y se había mantenido moralmente pura. Aunque su familia era adinerada y tenían sirvientes, ella no era una niña mimada ni la trataban como a una princesa; le habían enseñado a trabajar duro. Al igual que muchas mujeres de su época, se encargaba de algunas tareas pesadas en el hogar. Por ejemplo, al caer la tarde, iba al pozo cargada con un cántaro sobre los hombros a buscar agua para la familia (Génesis 24:11, 15, 16).

  En una de estas ocasiones, después de llenar su recipiente, se le acercó corriendo un hombre mayor que le dijo: “Dame, por favor, un sorbito de agua de tu jarro”. ¡Era un favor tan pequeño y se lo había pedido con tanta amabilidad! Como se notaba que el hombre venía de lejos, enseguida bajó el cántaro para darle, no un sorbito, sino un buen trago de agua fresca. Rebeca vio que el hombre había llegado con una manada de 10 camellos y que no había agua en el bebedero. Se dio cuenta de que la observaba atentamente y quiso ser generosa con él. Le dijo: “También para tus camellos sacaré agua hasta que acaben de beber” (Génesis 24:17-19).

 

 

  Fíjese que no solo se ofreció a darles un poco de agua a los camellos, sino a darles de beber hasta que saciaran su sed. Un camello sediento puede beber unos 95 litros (25 galones) de agua. Así que a Rebeca le podían esperar varias horas de duro  trabajo. Ella estaba dispuesta a hacer lo que fuera para mostrarle hospitalidad a aquel forastero, quien aceptó su ayuda. Rebeca iba y venía bajo la atenta mirada del anciano, llenando una y otra vez su cántaro para llevar agua al bebedero (Génesis 24:20, 21).

  HOY Vivimos en una época en la que nadie piensa en el prójimo. Como se predijo, las personas son egoístas y no están dispuestas a sacrificarse por los demás (2 Timoteo 3:1-5). Los cristianos que quieren combatir esa tendencia deben imitar el ejemplo de esta joven del pasado, que se desvivió por ayudar a un extraño.

  Seguro que Rebeca se dio cuenta de que el anciano la observaba, indicaba que estaba sorprendido, maravillado y feliz. Cuando ella acabó, el hombre le regaló unas joyas valiosas y le preguntó: “¿De quién eres hija? Infórmame, por favor. ¿Hay lugar en casa de tu padre para que pasemos la noche?”. Cuando le dijo a qué familia pertenecía, él se puso aún más contento. Y Rebeca agregó, quizás llevada por el entusiasmo: “Hay con nosotros paja, así como también mucho forraje, también lugar donde pasar la noche”. Esa era una propuesta muy generosa, ya que había más personas viajando con el hombre. Por eso, la joven fue corriendo a contarle a su madre lo sucedido (Génesis 24:22-28, 32).

  No hay duda de que había aprendido en casa a ser hospitalaria. Esta es otra buena costumbre que se está perdiendo en la actualidad y otra razón más para imitar la fe de esta amable muchacha. La fe en Dios nos debe motivar a ser hospitalarios como él. Jehová es generoso con todos, y quiere que sus siervos también lo seamos. Cuando mostramos hospitalidad, especialmente a quienes no nos lo pueden pagar de ningún modo, nuestro Padre se siente muy feliz.

   Hoy, No podemos más que sentir admiración por su valentía, ganas de trabajar, hospitalidad y humildad. Todos, seamos jóvenes o mayores, hombres o mujeres, estemos casados o solteros, podemos imitar la fe de esta extraordinaria mujer.

MUJERES. Son muchas las cosas buenas que pueden aportar a esta sociedad. ¡Háganlo! bendigan a los que nos rodean, muévanse en amor. Es verdad que no lo lograrán solas. Lo harán con las fuerzas que el Señor les da. Que el deseo de Uds. sea de vestirse cada día más de él, que su corazón y sus actitudes vengan a ser la norma. Pídanle al Espíritu Santo que les llene y les capacite para impactar a sus familias y a la sociedad que les rodea en el nombre de Jesús, con su amor y su poder.

 

CDD TU CASA SAN ANTONIO OESTE (culto Domingo 05/03/23)

 

 

 

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