La mayoría de las iglesias evangélicas celebran la Navidad porque es un recordatorio del nacimiento de Jesús, el Salvador, y de la gracia de Dios.
Para los evangélicos, la Navidad tiene un significado bíblico y teológico, y es un evento espiritual real. La Navidad es la encarnación del Dios todopoderoso y eterno en la tierra, y es un tiempo para conocer a Dios.
La Navidad también es un tiempo para alabar a Dios por el nacimiento de Jesús. Se cree que Jesús nació entre la medianoche y la madrugada del 25 de diciembre, por lo que se celebra la Nochebuena y la Navidad.
La polémica de si los cristianos deben celebrar la Navidad o no se ha estado en discusión por siglos. ¿Pero qué es lo que dice la Biblia? ¿Da la Biblia instrucción clara sobre si la Navidad es una festividad que debe ser celebrada por los Cristianos?
Primeramente veamos las razones por las que algunos cristianos no celebran la Navidad. Una razón contra la celebración de la Navidad es que las tradiciones que rodean esta festividad tienen su origen en el paganismo. La búsqueda de la información sobre este tema es difícil porque los orígenes de muchas de nuestras tradiciones son tan oscuros que sus fuentes de información a menudo se contradicen entre ellas. Campanas, velas, muérdago y otras decoraciones se mencionan en la historia del culto pagano, pero el uso de estas en el hogar ciertamente no indica retornar al paganismo. Mientras que hay definitivamente raíces paganas en algunas tradiciones, hay muchas más asociadas con el verdadero significado de la Navidad – el nacimiento del Salvador del mundo en Belén. Campanas que tañen para anunciar las buenas nuevas, velas que se encienden para recordarnos que Cristo es la Luz del Mundo (Juan 1:4-9), una estrella que se coloca en la punta del árbol para conmemorar la estrella de Belén y regalos que se intercambian para recordarnos los obsequios de los reyes magos a Jesús, el más grande regalo de Dios a la humanidad.
Otro argumento contra la Navidad, especialmente el del árbol de navidad es que la Biblia prohíbe traer árboles a nuestros hogares para decorarlos. El pasaje más citado es el de Jeremías 10:1-16, pero este pasaje se refiere a cortar árboles, cincelar la madera para hacer un ídolo y después decorarlo con plata y oro con el propósito de inclinarse ante él y adorarlo (véase también Isaías 44:9-18). El pasaje en Jeremías no puede tomarse fuera de contexto y aplicarse como legitimo argumento contra los árboles de Navidad.
Los cristianos que prefieren ignorar la Navidad indican el hecho de que la Biblia no proporciona la fecha del nacimiento de Cristo, lo cual es cierto. El 25 de diciembre puede no estar ni siquiera aproximado a la fecha en que nació Jesús. Existen un sinnúmero de argumentos en ambos lados, algunos refiriéndose al clima en Israel, las costumbres de los pastores en invierno y las fechas de los censos efectuadas por los romanos. Todos estos argumentos contienen de cierto grado de conjetura, lo que nos trae nuevamente al hecho de que la Biblia no nos dice cuando nació Cristo.
Algunos ven en ello la prueba de que Dios no desea que celebremos Su nacimiento, mientras que otros ven en esta omisión de la Biblia una tácita aprobación.
Algunos cristianos piensan que puesto que el mundo celebra la Navidad – aunque cada vez se convierte más y más en algo políticamente aceptado, el referirse a esta fecha como “días festivos” – los cristianos no deberían hacerlo. Pero este mismo es el argumento usado por falsas religiones que niegan totalmente a Cristo, al igual que ciertos cultos como los Testigos de Jehová, quienes niegan Su deidad. Aquellos Cristianos que sí celebran la Navidad, tienden a ver en ello, la oportunidad para proclamar a Cristo como “la razón de la celebración” entre las naciones y para aquellos cautivos en falsas religiones.
Como hemos visto, no hay realmente una razón bíblica para no celebrar la Navidad. Al mismo tiempo, no hay tampoco un mandato bíblico para celebrarla. A fin de cuentas, celebrar la Navidad o no, es una decisión personal. Sin importar la opción que los Cristianos elijan en relación a la Navidad, sus puntos de vista no deben ser usados como un arma para atacar o denigrar a aquellos con criterios opuestos, tampoco deben ser usados como un galardón para el orgullo sobre si se debe celebrar esta festividad o no. Como en todo, debemos pedir sabiduría a Aquel que la otorga liberalmente a todo aquel que la busca (Santiago 1:5) y aceptarnos unos a otros en gracia y amor cristianos, independientemente de nuestras opiniones sobre la Navidad.
Para los cristianos evangélicos, la Navidad es una celebración que tiene varios significados:
- Día para recordar el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios, el Creador y el Mesías.
- Es un momento para recibir a Cristo como Salvador, amarlo y obedecerle.
- Es una ocasión para anunciar buenas nuevas de felicidad y gozo.
- Es un recordatorio de la gracia de Dios.
- Es una época de amor, paz y solidaridad.
- Es una oportunidad para acercarse a los seres queridos.
La Navidad se celebra en la mayoría de las iglesias cristianas evangélicas, ya sea el 24 o el 25 de diciembre. Los cristianos debemos celebrar el nacimiento de Jesús y agradecerle por su inmenso amor para con nosotros. Esto lo podemos hacer cada día. Nuestras vidas deben reflejar el gozo de la salvación y que el Espíritu Santo vive en nosotros y nos dirige. Cada cristiano tiene que decidir delante de Dios si se une o no a la celebración del 25 de diciembre como día del nacimiento de Jesús. No debemos imponer nuestras convicciones, juzgar o acusar a los demás. Nuestras decisiones deben hacerse en oración delante de Dios y luego actuar en obediencia. También necesitamos respetar las decisiones de los demás.
Colosenses 3:17 dice: Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él.
Debemos hacer todo en el nombre de Jesús y agradándose a él. Gracias a Jesús somos salvos y perdonados, algo digno de nuestra gratitud y celebración.
La Biblia también dice: Hay quien considera que un día tiene más importancia que otro, pero hay quien considera iguales todos los días. Cada uno debe estar firme en sus propias opiniones. (Romanos 14:5)
La fecha no es lo más importante. Lo que importa es que gracias a su nacimiento, muerte y resurrección, tenemos salvación, el perdón de nuestros pecados y la esperanza de la vida eterna. Las festividades navideñas deben reflejar nuestro gozo y agradecimiento ante esos regalos maravillosos que hemos recibido por medio de Jesús.
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